Inmersos en el verano, hemos cambiado nuestra rutina habitual. Hemos cambiado de horarios, lugar y ambiente que nos rodea. Nos desplazamos a cortas o largas distancias, hacemos más planes al aire libre, modificamos nuestras comidas y por ello estamos más predispuestos, niños y adultos, a padecer más situaciones adversas relacionadas con el calor.
Situaciones producidas por el calor
Los golpes de calor se dan a en lugares cálidos y muy húmedos. Se presenta cuando el organismo no puede regular la temperatura corporal para contrarrestar el extremo calor ambiental. Hemos de de evitar vestir con tejidos sintéticos y apostar por tejidos naturales como el algodón o el lino. También hemos de evitar prendas ajustadas que impidan la transpiración de la piel.
La deshidratación es un factor a tener muy en cuenta con los más pequeños. No son conscientes de la importancia de estar hidratados en todo momento y, los adultos tenemos que estar muy pendientes de sus ingestas de agua. Ayuda a la hidratación la fruta fresca rica en agua, como la sandía, el melón, la piña con ella podemos hacer helados refrescantes y saludables. La verduras, de temporada, ricas en agua como los espárragos blancos, el pepino, la coliflor o el calabacín.
Puedes llevar siempre frescos, a cualquier lado, playa, montaña, al parque o de viaje con las mochilas porta alimentos y los termos de bebida y alimentos, te ayudarán a conservar la temperatura de los alimentos.
Situaciones producidas por el sol
La radiación solar aumenta y exponernos de forma directa al sol, es garantía de quemadura. La protección solar, sobre todo en niños, ha de ser de alto espectro e ir acompañada de gorro, vestuario adecuados para prevenir la radiación solar como camisetas o monos de una pieza de camiseta o pantalón. Siempre que se pueda, debemos evitar las horas del día de mayor radiación solar e intentar que los más pequeños estén en sombra, dentro de lo posible.
Lo más importante es disfrutar del buen tiempo y los grandes momentos que podemos vivir al aire libre.